Pancho ha hecho aflorar las emociones en la Residencia Cai-Ozanam Oliver. Es un perro cariñoso y tranquilo con el que se trabaja de maravilla a nivel cognitivo y de psicomotricidad. Él ayuda a mejorar la calidad de vida de los usuarios del centro a través de las terapias asistidas dirigidas por profesionales expertos.
Nuestro amigo de cuatro patas ha estado durante un mes, yendo cada miércoles a visitar a las personas mayores de nuestra Residencia y Centro de Día CAI-Ozanam Oliver. La relación que se establece entre el animal y las personas es un regalo. Os podemos asegurar que Pancho acompaña, juega, escucha, anima y mira como un humano, o mejor si cabe.
En estas semanas, los residentes han podido disfrutar de diferentes actividades cada semana y le han cogido mucho cariño a Pancho. Han experimentado, de primera mano, cómo la relación con un perro puede hacer que se sientan mejor, más felices y con más vitalidad.
Las personas mayores y Pancho se han hecho verdaderos amigos. Ahora, que se ha tenido que despedir de ellos, le van a echar mucho de menos.
Sin duda, el perro es el mejor amigo del hombre. Desde la Fundación Federico Ozanam queremos agradecer a María Ibáñez Lechón, antigua alumna de prácticas de terapia ocupacional en la residencia, por querer realizar esta iniciativa como su Trabajo Fin de Grado.