Elegir un voluntariado es elegir una forma de participar en la comunidad y contribuir a mejorar la vida de otras personas. Pero no todos los voluntariados son iguales: cada persona tiene intereses, habilidades y tiempos distintos, y encontrar el lugar adecuado puede marcar la diferencia entre una experiencia enriquecedora y otra que se viva como una obligación más. Tomarse un momento para pensar qué podemos aportar y qué queremos recibir del voluntariado es el primer paso.
Una buena manera de empezar es identificar qué habilidades te gustaría poner en juego. Puede ser algo tan sencillo como escuchar, acompañar, enseñar, o incluso compartir conocimientos específicos. No se trata de ser experto en algo, sino de reconocer aquello que hacemos con naturalidad y que puede ser valioso para otras personas.
También es importante tener en cuenta el tiempo disponible. El voluntariado no tiene por qué ser una gran dedicación semanal: a veces, unas horas al mes pueden tener un impacto enorme. Ser realistas con nuestros horarios y ritmos ayuda a sostener el compromiso en el tiempo y a vivir la experiencia desde el bienestar y no desde la presión o el agotamiento.
En la Fundación Federico Ozanam contamos con una amplia red de personas voluntarias que colaboran en proyectos de infancia, personas mayores, vivienda, empleo e iniciativas comunitarias. Acompañamos a cada persona voluntaria para que encuentre el espacio que mejor se adapte a sus intereses, habilidades y disponibilidad, porque entendemos el voluntariado como un camino compartido. Si estás pensando en dar este paso, puedes encontrar más información o ponerte en contacto con nuestros equipos a través de nuestra web.






